‘Mira qué feliz está ella con su bebé, y yo no’, ‘yo no preparo esa comida tan saludable’, ‘el otro día le deje ver la tela demasiado, ella no lo hace’, ‘mira que arreglada esta y yo como voy y lo cansada que estoy’…
Así podría poner de ejemplo mil situaciones en las que nos comparamos con otras madres. Y eso no es justo, cuando te comparas con otras madres, normalmente comparas tu mejor versión, con la mejor de la otra madre, y eso no es justo para ti. Además no es real y sólo va a lastimarte.
Cada maternidad y cada mujer es única. Tú eres única. Y por supuesto que habrá situaciones a lo largo de la maternidad en las que te equivoques o puedas mejorar. Pero no por que otras madres lo hagan mejor que tú o sean mejores, si no porque no somos perfectas, ninguna, ni deberíamos pretender serlo. Porque llevamos nuestras luces y nuestras sombras, nuestras propias heridas emocionales y nuestra historia de familia y personal. Y no podemos obviar eso porque es parte de lo que somos. Y quizás parte de eso que no nos gusta o detestamos de nosotras, sea una enseñanza de vida para nuestro hijo/a, y es lo que nos ha permitido estar donde estamos.
Es más, te diría que no te compares ni siquiera contigo misma como madre en tus distintas maternidades.
Porque tu como madre de un hijo no eres la misma mujer ni madre, que como madre de dos, o de tres. O no lo serías si en vez de madre de dos hijos/as de diferentes edades, lo eres de gemelos. Y no eres ni mejor ni peor madre. Porque en cada momento has dado lo mejor de ti. Has hecho lo que creías que era mejor con la información y los recursos que tenías. Y eso es perfecto así. Cada maternidad tiene unas ventajas y unos inconvenientes propios. Y eso no las hace mejores, sino diferentes.
La próxima vez que ‘te escuches’ compararte con otra madre, te invito a que hagas 2 ejercicios.
El primero, que te acerques a esa mujer y le digas lo bien que te parece lo que está haciendo. ¿Te imaginas el impacto que esto tiene?¿Imaginate que te lo dicen a ti?, que una mujer que no conoces o si, te dice ‘ enhorabuena por esto que haces con tu hijo, lo he visto y me ha encantado, me ha parecido genial’.
Y segundo, si realmente el motivo por el que te comparas es algo importante para ti, busca la manera de cómo hacerlo o pregunta a esa madre cómo lo hace ella. Y dentro de tus circunstancias, adáptalo a ti y tu situación.
La maternidad no va de competir, sino de compartir. Nutrirnos de la experiencia o la vivencia de otras madres y hacerla nuestra, nos ayudará a disfrutar de nuestra maternidad y valorar todo lo que hacemos.
Y da igual si tienes mucha o poca experiencia. Tu vivencia es tuya y tiene mucho valor. Compártelo con otras mujeres. Porque la esencia de la maternidad es que cada madre quiere lo mejor para su hija/o. Todas.
Recuerda siempre, que tu eres única y eres la madre perfecta para tu hija/o.
Si quieres hablar más sobre estos y otros aspectos de la maternidad, puedes acceder a mi curso de “Maternar con confianza”, en el que te doy recursos y herramientas prácticas para que puedas disfrutar de este camino.